sábado, 31 de marzo de 2012

I'm a stranger killing an arab

Standing on a beach with a gun in my hand staring at the sea staring at the sun

Retomando el tema del existencialismo, hablaré sobre uno de sus más interesantes exponentes, la obra El extranjero de Albert Camus.

El extranjero es una obra de corte existencialista que cuenta la historia del joven francés Meursault, de cómo debido a su pasividad a la hora de tomar decisiones y a una serie de acontecimientos de carácter casual, acaba siendo condenado a muerte por asesinato.

Por medio de esta obra, Camus nos presenta un personaje que se opone al principio mismo del existencialismo de la libertad de elección del individuo para llegar a ser.

Estructuralmente la obra se halla dividida en dos partes, la primera nos presenta la vida cotidiana de Mersault, su falta de motivación, de estímulo alguno hacia el mundo que le rodea, su exagerada neutralidad, llegando a dejar que sea el resto el que tome las decisiones por él. Manteniéndose al margen, sin cuestionarse nada moralmente. Debido a esta actitud frente a la vida, una serie de acontecimientos que se encadenan provoca que el protagonista acabe asesinando de manera aparentemente inmotivada a un árabe y rompiendo así el equilibrio de su tediosa vida sin sentido.

En la segunda parte, se narra el juicio que acaba con la vida de Mersault. Mientras que la primera parte es como una especie de crítica a la pasividad e insensibilidad por parte del protagonista, esta segunda parte nos muestra los cuestionables principios morales de la sociedad que lo condena.

Es interesante como en esta segunda parte, en cierto modo Camus nos hace sentir una especie de simpatía hacia Mersault, olvidamos que es el asesino y no la víctima. Debido al juicio hacia el protagonista por una serie de hechos que poco tienen que ver con su crimen, tales como que no llorase en el entierro de su madre, que fuese “camarada” de un chulo o que no creyese en Dios llega un momento en el que nos olvidamos por completo del árabe asesinado. Lo olvidamos tanto nosotros como lectores, demasiado preocupados por el juicio hacia Mersault, como la sociedad que le juzga, más indignados por el hecho de que no llorase en el entierro de su madre o por su ateísmo que porque hubiese asesinado a otro ser humano. Es como si el hecho de que el sujeto (sociedad, propio lector) no vea al otro sujeto (árabe asesinado) convierta a este último en objeto.

Por último me gustaría hablar brevemente de un punto que considero interesante y me dio qué pensar. En la cárcel, a Mersault le privan de su libertad, en un principio me resultó paradójico, ya que durante todo el relato, había abandonado esa libertad para que fueran los demás los que decidieran por él, se había mantenido al margen y es justo cuando se la quitan cuando la echa en falta. En cambio, llega un momento en que como todo, le acaba hasta dando igual. Hay una completa renuncia y acaba viviendo en el sinsentido en el que vivía, simplemente cambiando de escenario. Pero existe una especie de cambio al final, cuando ya se sabe condenado, al fin parece consciente de que ese sinsentido que ha llevado viviendo tendrá una justificación.

Para culminar, una canción que The Cure dedicó a la escena en la que Mersault dispara al árabe:






Escuchando: New Orleans ~ Former Ghosts


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