viernes, 23 de marzo de 2012

La balada de la dependencia sexual



Creo que junto a Hopper, es mi mayor fuente de inspiración. Es por esa manera que tiene de mostrar la realidad tal cual es. La soledad, el asilamiento, la desesperación…pero también el amor, de una manera muy humana. Cada fotografía es una historia, un pedacito de su vida que comparte con nosotros. Esa fuerza y esa crudeza de sus fotografías hacen que su obra transmita una potente sensación de realidad, de cercanía.  


La fotografía de Nan Goldin pasa por diferentes etapas, cuando empezó, la mayoría de sus fotos eran dedicadas a homosexuales, travestis y drag queens, individuos marginados por la sociedad de la época. Cuando “se topa” con el estallido del punk y la aparición paralela de decenas de impulsos contraculturales, en Nueva York, encuentra el gran tema de su obra: la narración de la vida sentimental y sexual de ese ambiente. Goldin, de hecho, se califica a sí misma como «fotógrafa documentalista».Para emprender esa narración, Goldin trabaja con series de fotografías que cuentan desde dentro la vida de sus amigos: iniciación, plenitud y dependencia sexual, depresión, pobreza, amor, soledad, violencia, enfermedad... Para enfatizar el efecto narrativo, Goldin presenta esas imágenes en películas que muestran las fotografías sucesivamente. La más famosa de ellas se llama La balada de la dependencia sexual (título tomado de una canción de Bertolt Brecht), y ya muestra el efecto devastador del sida sobre esa generación en 1986. Una de sus series posteriores, La balada desde la morgue insiste en el mismo tema. Poco después de presentar La Balada de la dependencia sexual en Europa, Goldin ingresa en una clínica de desintoxicación, donde sigue trabajando. Allí, el autorretrato se convierte en uno de los temas recurrentes de su obra. Más tarde, la fotógrafa rodaría un documental autobiográfico, I'll be your mirror, que toma su título de una canción de Velvet Underground.

Uno de los elementos que más me interesan de Goldin a parte de la fuerte carga emotiva de su obra y su presentación de la realidad tal cual es, sin florituras ni adornos, es esa capacidad de mostrarnos esas pasiones que derivan de las relaciones entre personas, esa capacidad de conmovernos por medio de sus vivencias, por medio de una realidad que decide mostrarnos.


Podría decirse que su trabajo: The ballad of sexual dependency ha sido uno de los trabajos que más me han marcado como artista, desde que encontré ese libro por casualidad en la biblioteca, mi visión artística dio un giro completo.

The Ballad of sexual dependency, es un diario visual crónica de la lucha por la intimidad y el entendimiento entre amigos, familia y amantes – descritos de manera colectiva por Goldin como su “tribu”. Su trabajo describe un mundo visceral, cargado y rebosante de vida. Fue publicado por primera vez en 1986, esta reedición reorganiza la persistente relevancia y frescura de la fotografía de Nan Goldin y su importancia para una era asolada por el SIDA y la drogadicción.

Su fotografía de color y su estilo cándido obliga al espectador a ir más allá de la superficie para encontrar un trasfondo intenso. En palabras de Goldin: “ La auténtica memoria, de las cuales estás imágenes están disparadas, es una invocación del color, olor, sonido y presencia física, la densidad y el sabor de la vida”. A través de una detallada y precisa grabación de su vida, la Balada revela la odisea personal de Goldin así como un entendimiento más universal de los diferentes mensajes que hombres y mujeres hablan.

Desde que fue publicado por primera vez en 1986, la influencia de la Balada en fotografía ha ido creciendo continuamente, convirtiendo el trabajo en contemporáneamente clásico. La historia de la vida urbana de Nan Goldin fue el canto del cisne de una era que alcanzaba su cima a principio de los ochenta. Al tiempo que capturó un importante elemento de humanidad que es trascendente: la necesidad de conectar.




Escuchando: Peeping Tom ~ Placebo



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